sábado, 18 de diciembre de 2010

RD para el primer cuarto de siglo


Dentro de catorce años el país exhibirá indicadores de desempeño que, sin lugar a dudas, dependerán de los aportes institucionales que se realicen años tras años,  hasta llegar al primer cuarto del siglo.
Ahora bien, cuanto anhelaríamos saber si para el 2025 los estudiantes que hoy  inician su formación educativa básica serán simples bachilleres o personas con la formación técnica y profesional necesarias para competir con sus coetáneos y homólogos regionales.
Nos gustaría conocer si para entonces las autoridades pedirán al pueblo que cumplan las leyes o seguirá el pueblo, en cambio,  exigiéndolo.
Daríamos lo indecible por saber si seguiremos siendo energéticamente dependientes de los derivados del petróleo, que no producimos, o ya habremos desarrollado nuestra industria en materia de energía.
Más aún, me interesaría conocer si casi tres lustros más adelante, el gobierno continuará con el dilema de si el sector eléctrico nacional debe estar en manos del Estado Dominicano o del sector privado, provocando así los resultados que hasta ahora hemos padecido producto de esta disyuntiva.
Me atrevería a realizar semanas de penitencias tan solo para recibir la explicación profética sobre el comportamiento de la economía nacional para ese año; saber si el crecimiento macroeconómico continuará siendo tan solo macro y desconectado de la realidad del pueblo, que con ansias lazarinas espera que de la mesa de los ricos caigan, al menos, porciones del banquete.
Si la providencia divina mostrara su inagotable misericordia y nos enseñara cuál será el proceder de nuestras asociaciones agroindustriales; si se habrán convertido en suplidores absolutos de la demanda nacional y exportadores competentes a otros mercados, o seguirán siendo mendigos de permisos de importaciones de productos que nuestra tierra puede producir.
Entre otras cosas, quisiera tener la seguridad de que al término de este primer cuarto de siglo, nuestros jóvenes profesionales tendrán oportunidades de desarrollo en áreas de trabajo donde impere la meritocracia laboral y no la exclusión social que genera el clientelismo político.


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sábado, 11 de diciembre de 2010

Culpables de ser Inocentes


Inocentes se ven caminar por las calles de nuestros barrios capitaleños, personas cuyo único delito ha sido el crecer en suburbios característicos de los países subsaharianos, excluidos de la modernidad y el progreso que nuestras cifras macroeconómicas exhiben ante el mundo, pero a la vez tratados como culpables pues las bonanzas del tan anhelado desbordamiento espontáneo y natural de la copa del crecimiento económico nacional, prometido por los fracasados neoliberales, no han llegado hasta sus techos de cartón.

Es evidente que el incremento sostenido que la economía dominicana ha experimentado por décadas ni siquiera ha sobrevolado los barrios capitaleños, específicamente los ribereños, donde contrario a lo establecido por Heráclito “nada cambia”, sí, todo permanece igual. De hecho una fotografía aérea de los 80’s comparada con una actual y tomada desde el inicio de La Ciénaga hasta los finales de La Zurza, nos revela la misma marginalidad, las casuchas cuyos patios son los ríos Ozama e Isabela, las calles polvorientas, y más aun si pudiéramos acercar la lente veríamos los mismo rostros cansados de esperar y en sus calles y callejones los dirigentes sociales reclamando las mismas reivindicaciones que décadas atrás les motivaron a integrarse a las luchas populares, tales como la puesta en funcionamiento de las plantas de tratamientos de aguas residuales, la construcción de la Cañada de Benavides que divide la Ciénaga de Los Guandules y donde cada año niños mueren anegados, la construcción de la Escuela del sector de Agua Dulce en el 27 de Febrero, donde los estudiantes reciben docencias en doce chozas similares a las de la época de la colonización.

Escucharíamos las voces de los jóvenes pidiendo que se concluya la escuela técnica Hermana Rosario Torres de Los Pinos de Guachupita, ni hablar pues de las miles de familias que necesitan  ser reubicadas y que más que vivir, mueren a todo lo largo de la más grande franja de miseria y vergüenza que nuestra nación pueda tener, expuestas a los constantes deslizamientos de tierra que cada año siembra el dolor en la familia capitaleña, que a pesar de ser inocentes, esperan aunque sea como culpables ser partes del Presupuesto General de la Nación.

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sábado, 4 de diciembre de 2010

De Watergate a WikiLeaks


En agosto del año 1974 el presidente de los Estados Unidos de Norte América Richard Nixon debió enunciar de su cargo luego de haber quedado al descubierto un conjunto de actitudes que a todas luces reñían con las sanas prácticas de la política estadounidense, se trata del sonado escándalo Watergate, en el cual se vio envuelto el estado mayor del equipo releccionista del presidente Nixon. Entre las indelicadezas realizadas por los escuderos  del presidente y conocidas todas tanto por la Agencia Central de Inteligencia CIA, así como por la Oficina Federal de Investigación FBI, estaban las programáticas y sostenidas grabaciones realizadas a la sede del Comité Demócrata Nacional en el complejo de oficinas Watergate, con el propósito de conocer las estrategias e iniciativas que el entonces partido de oposición asumiría de cara a las venideras elecciones, que obviamente ganaría arrolladoramente el presidente Nixon con una votación superior al 60%.

Meses luego del triunfo republicano y por las declaraciones de actores de primera línea en la trama contra los demócratas, el Gran Jurado Federal de los Estados Unidos, que no tiene corruptos favoritos, consideró que el presidente Nixon era cómplice de todo lo que había sucedido, obligándose éste por la vía de los hechos a presentar su irrevocable renuncia a tan anhelada posición.

La historia se repite aunque con diferentes actores y en distintos escenarios. Las revelaciones realizadas por Julian Assange líder de WikiLeaks no hacen otra cosa que no sea develar las intrigas, maquinaciones y en ocasiones planes frustrados del sistema diplomático más poderoso y organizado del mundo, el norteamericano. De confirmarse pues, la veracidad de los hallazgos de este sito web, la administración Obama se coloca en las mismas condiciones éticas y de cuestionamientos que matizaron el caso Watergate con relación a la administración Nixon, a diferencia de éste, las revelaciones contemporáneas tienen implicaciones de carácter geopolítico hemisférico y en ocasiones hasta global, lo que sin lugar a dudas podría desencadenar en un enfriamiento en las relaciones multilaterales entre las naciones afectadas por las hasta ahora ocultas informaciones y la nación del Tío Sam.

Propicio es pues el momento para recordar una sentencia bíblica en la cual Jesús expresa: “no hay nada oculto debajo del sol que no sea revelado”.

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